La iglesia, tal como se encuentra en la actualidad, fue construida a inicios del siglo XX y destaca como una de las edificaciones mejor conservadas dentro del conjunto de iglesias patrimoniales de Chiloé. Su diseño arquitectónico responde al estilo neogótico, caracterizado por sus formas estilizadas y detalles ornamentales que le otorgan una apariencia imponente y elegante.
Uno de los elementos más llamativos de su estructura es su torre, compuesta por dos tambores de planta octogonal revestidos en tejuelas de madera, un sello distintivo de la arquitectura chilota en madera. En la fachada, el pórtico se distingue por la presencia de pilares apoyados en basas, arcos ojivales y de medio punto rebajado, así como un frontón completamente recubierto de tejuelas, lo que refuerza su estética tradicional y artesanal.
En su interior, la nave central presenta una bóveda de medio arco rebajado, generando un efecto de amplitud y profundidad. Los pilares, diseñados en forma de columna de sección cilíndrica, brindan soporte estructural y armonía visual al espacio. La iglesia fue construida con maderas nativas de gran resistencia y calidad: su estructura principal está hecha de coigüe y ciprés, mientras que la torre combina coigüe y alerce. En tanto, los revestimientos exteriores fueron trabajados en alerce, ciprés y mañío, maderas emblemáticas de la isla que han permitido la preservación del templo a lo largo del tiempo.
Este templo es un reflejo del ingenio y la destreza de los carpinteros de ribera chilotes, quienes lograron fusionar el conocimiento de la construcción naval con la arquitectura religiosa, dando vida a una obra que no solo es un símbolo de fe, sino también un testimonio invaluable del patrimonio cultural de Chiloé.
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